La verdad es que no todos los niños peques pueden decir que estuvieron de cuerpo presente en la boda de sus papis...Es algo que Lyra no recordará cuando sea mayor, pero habrá fotos que atestiguen que estuvo en la boda de sus queridos papás.
El plan era bien sencillo: Pasando de grandes eventos en los que no se disfruta pensando que todo salga bien. Arriba lo simple, lo desenfadado, lo especial...Vamos, como somos nosotros!
El sábado 25, día que la pequeña Lyra cumplía cinco meses, nos cogimos el tren rumbo a Estocolmo. Aún no tengo claro cómo cupimos en el tren con tanto equipaje: dos maletas grandes, una de mano, dos bolsas de trajes y el carro de la peque! De todas formas no hubo contratiempos y a las dos y media estábamos en el centro de la ciudad europea más bonita. Fuimos al hotel, cogimos las habitaciones y nos fuimos a recoger a la tribu de los Brady que llegaban desde el aeropuerto sobre las cinco.
Aunque parezca mentira, la familia llegó sin contratiempos (casi perdemos la maleta de Víctor, pero al final se encontró y no hizo falta reclamar). Nos fuimos todos para el hotel bien contentos, salvo por un pequeño problema: Lyra no pudo aguantar la presión y se puso a llorar si la cogían sus abuelos! Parece ser que no los reconocía y encima como ya es medio sueca tanto griterío alegre le debió de parecer demasiado alboroto. Era gracioso ver cómo les iba tocando la cara a cada uno, como estudiando sus rostros. Menos mal que se pasó pronto y al día siguiente ya todo eran sonrisas y pedorretas a todo aquel que se pusiera delante.
Lyra "reconociendo" a su tío Gabi:
El domingo lo dedicamos a patearnos la ciudad, aprovechando que Jose nunca había estado en Estocolmo. Siempre que vamos allí hay sentimientos encontrados, muchos recuerdos que, sin querer, dibujan sonrisas cómplices en nuestras caras. Esta vez fue muy especial, estábamos toda la familia y Lyra ya es suficientemente mayorcita como para aguantar algo de turismo.
Aquí unas fotos de nuestro día de turismo:
Y llegó el gran día!
El día 27 amaneció soleado en Estocolmo.
A las 12 habíamos quedado en la embajada, con lo que nos pusimos guapos y nos fuimos dando un paseo hasta Djugarden. Llegamos a la embajada y ya estaba todo preparado...Menos la pequeña Lyra, a la que de los nervios le entró un ataque de hambre que hubo que mitigar. Aquí ocurrió la anécdota del día: A mitad de comer nos hizo la señal de ir al baño, con lo que su padre se quitó la americana y se la llevó al excusado, que comunicaba con la sala en la que nos íbamos a casar. La peque hizo poo, su padre la vistió de nuevo y, nada más salir del baño, ya estábamos todos en nuestras posiciones, con lo que se casó en camisa, no le dio tiempo de ponerse la americana! La boda en sí duró (si llegó) diez minutos.
Lyra se portó estupenda en todo el enlace.
El primer abrazo de una mamá casada:
Después nos fuimos a comer a un restaurante típico sueco. Durante el camino nos hicimos mil fotos, una de las que más me gusta es ésta, con Lyra dormidita.
La comida estaba buenísima...Aunque como siempre hicimos dos turnos de comida, porque Lyra estaba dormidita encima de mamá y claro, ahí se quedó hasta que se despertó.
En el restaurante:
El colofón fue que tuvimos un invitado de lujo: Roger Moore estaba en la mesa de al lado, con lo que nos hicimos una foto con él. (Lyra no que estaba más preocupada por comer)
Foto de familia:
Después nos fuimos a la mejor pastelería de Estocolmo a comer tarta.
Y ya nos fuimos de vuelta al hotel, que la peque tenía mucho sueño después de todo el día danzando por la calle! Allí nos pusimos unas camisetas conmemorativas que nos hicimos:
Y ya poco más. A la mañana siguiente nos fuimos todos de Estocolmo, unos hacia España y otros hacia Göteborg. Este ha sido uno de los mejores viajes de nuestras vidas, lo hemos pasado genial, familia!! Muchas gracias a todos por venir!!